La rebelión del campo y el cuestionamiento de la UE
Soberanía: esa es la cuestión de fondo que desde hace mucho tiempo palpita en contra de las instituciones oligárquicas de Bruselas. Ante las próximas elecciones europeas, no es ocioso abrir el debate acerca de la soberanía: del poder que se ejerce en nombre de la UE. Comenzando por preguntarse: ¿Quién ejerce la autoridad en el territorio de la Unión Europea? ¿Acaso la ejercen de forma democrática los pueblos de Europa o alguno de ellos? ¿El Parlamento europeo se reconoce a sí mismo y actúa como cámara de representación soberana? ¿Es independiente la Unión Europea de los poderes económicos y militares de la principal potencia del mundo?
La misma sucesión del régimen franquista, lo que han venido a llamar la democracia, estuvo cruzada por la intervención interesada de las grandes potencias imperialistas para secuestrar la soberanía nacional, y con ella toda expresión libre de la voluntad popular.
Los pactos y consensos de la herencia franquista, que dieron lugar al régimen monárquico, estuvieron sustentados en el secuestro de la voluntad popular, aún en forma de crisis política y corrupción permanente, como la que conocemos con el gobierno de coalición, lo que permite que la izquierda oficial no cuestione la apropiación de la soberanía nacional por la UE y la OTAN. El mismo gobierno español se dirigirá a los responsables de la Unión Europea y del Consejo de Europa para manifestar la mayor cesión de soberanía, en particular, en los ámbitos fiscal y económico: crear una autoridad fiscal en Europa que oriente la política fiscal en la zona euro, armonice la política fiscal de los estados miembros, permita un control centralizado de las finanzas, ser gestora de su deuda, la supervisión comunitaria del sistema bancario y de un fondo de garantía de depósitos común, una “unión fiscal y bancaria”. Y toda esa propuesta abierta se realiza sobre la acordada imposición del euro, la entrega de soberanía sin control democrático alguno.
La rebelión de los agricultores y ganaderos expresa un malestar muy generalizado. La PAC es ya la ruina para millones de familias (en los últimos 20 años, las granjas europeas han pasado de 15 a 10 millones); mientras que los nuevos terratenientes (bancos y fondos buitre), financiados por la UE, concentran y centralizan grandes superficies comerciales y grandes fincas, en una palabra, grandes capitales. De las manifestaciones de la rebelión campesina cabe destacar la pérdida sustancial de ilusiones en la Unión Europea; planteando sus exigencias a los ayuntamientos, Comunidades autónomas, Parlamentos y Gobiernos para la toma de decisiones soberanas, que impidan la ruina programada del campo y la dependencia de nuestros mismos países de los organismos internacionales.
Exponiendo las circunstancias y condiciones políticas que nos someten a políticas extrañas a las demandas y decisiones del pueblo, debemos entender que, siendo partidarios de la plena soberanía de todos los pueblos, rechazamos de forma clara y contundente las instituciones y políticas de la UE. El hecho de promover una candidatura republicana a las elecciones europeas no puede tener otro sentido que el de contribuir a la movilización contra las guerras y gastos militares, contra las sanciones imperialistas en el terreno económico y comercial, contra la UE y el dominio del euro: por la soberanía política de los pueblos.
Extracto de Espacio Independiente-PSLF