La realidad siempre se acaba imponiendo a los artificios. El estallido social del campo que se está produciendo de formas diversas en los diferentes países de la UE responde a males de fondo que entre todos debemos desvelar:
1.- La soberanía alimentaria está siendo pisoteada por los especuladores de Bruselas, conculcando el derecho de cada país a establecer las medidas necesarias para impedir la especulación diaria con los principales productos alimenticios. Y ello se hace en beneficio de grupos de poder en torno a los bancos y fondos buitre que como se está dando a conocer por los medios de comunicación están obteniendo los mayores beneficios de su historia, lo que les constituye en los actuales terratenientes del campo. Los super beneficios de los grupos financieros lleva implícito la ruina de todos los que tratan de vivir de su trabajo.
2.- El precio de los alimentos devalúa directamente todas las rentas del trabajo en beneficio de las rentas de los especuladores y dueños de las grandes superficies. Los beneficios de las entidades bancarias se han multiplicado provocando la ruina de los principales sectores productivos, amenazando con una nueva oleada de ejecuciones hipotecarias que dejará sin casa y sin sus explotaciones agrarias y ganaderas a cientos de miles de familias. Provocando el empobrecimiento de la mayoría social.
3.- El futuro de las actividades agrarias y ganaderas está especialmente hipotecado por las medidas políticas de la PAC, que subvencionan las grandes explotaciones en detrimento de las pequeñas y familiares, y que permite la importación de productos de terceros países a precios de esclavitud que arruinan a los productores en sus respectivos países.
4.- Además, las directivas de la UE establecen una torre de medidas burocráticas y falsamente ecologistas cada vez más sofisticadas, justificadas por los objetivos del desarrollo sostenible contenidos en la agenda 2030 que ponen objeciones insalvables a las explotaciones agrícolas y ganaderas e impiden la buena marcha de las zonas rurales.
5.- Las complicaciones en el mundo rural vienen determinadas por las inversiones militares y armamentísticas que se exigen para la guerra en Ucrania, el genocidio en Palestina, y que lo son en detrimento de las inversiones sociales y de los servicios públicos esenciales, lo que constituye una grave amenaza para todos los pueblos que demandan pan, paz y trabajo. Los representantes de la democracia local de miles de localidades, alcaldes y concejales municipales tienen que alzar la voz en defensa del campo y de las reclamaciones de los agricultores, por precios dignos, seguros agrarios, recortes burocráticos, flexibilidad en la aplicación de medidas derivadas de la agenda 2030, control de las importaciones de productos agrícolas y eliminación de acuerdos comerciales que perjudiquen la soberanía alimentaria y la producción autóctona.
6.- Las mismas organizaciones agrarias que se enfrentan de uno u otro modo a esta situación de crisis y ruina necesitan estar legitimadas por el voto de quienes representan, lo que pone de manifiesto la necesidad de elecciones que pongan de relieve la verdadera representatividad de cada una de las organizaciones sindicales y de quienes luchan en defensa de la agricultura. El estado actual de la representatividad es un factor que bloquea soluciones que los agricultores y ganaderos demandan en las carreteras y calles de las principales ciudades.
7.-Las próximas elecciones europeas serán un momento especial en este debate, que en la práctica combina la especulación, la demanda de soberanía alimentaria en defensa del campo, contra la oposición a la guerra y el derecho de los pueblos a decidir sobre sus propios asuntos.
Y hablando se entiende la gente. Por eso proponemos una Conferencia de urgencia del campo de cara a las elecciones europeas del próximo mes de junio, por un programa que represente a la mayoría social frente a las estructuras burocráticas de Bruselas, que reúna representantes municipales y del movimiento campesino. Conferencia de urgencia que proponemos realizar el próximo 16 de marzo en la ciudad de Villafranca de los Barros, por el libre debate y toma de decisiones en defensa de la mayoría social.